lunes, 25 de agosto de 2014

Sensaciones

Desde mi ventana, un generoso trozo de cielo me contempla.
La desportillada azotea de un edificio cercano y antiguo se muestra.
A lo lejos un pedacito de mar y la Barceloneta. 
Suena el graznido hueco de una gaviota y la suave brisa entra pausadamente y hace suspirar las blancas cortinas de mi balcón.
Cierro los ojos y permito que el murmullo cálido del exterior me envuelva. 
Me descalzo y apoyo los pies desnudos sobre el frío suelo.
Silencio... 
Y mi corazón se aquieta. 

Placeres de un verano que se ha ido como un soplo.
Ojalá la memoria nos conserve luz para recordarlos y la ilusión de que, dentro de un año, volverán otra vez....  

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