viernes, 5 de julio de 2013

Hassan



Hassan

-        La primera vez que lo vi estaba sentado sobre una maleta mugrienta, dos cervezas a medio empezar lo flanqueaban, una a cada lado, como centinelas de su dueño. 
   Se encontraba justo al lado de un pequeño supermercado de barrio regentado por pakistaníes como  tantos hay en ese barrio bohemio y decadente que es el Raval. Su mirada vidriosa y perdida sólo enfocaba a aquellas personas que ya lo conocían o aquellas que pasaban los suficientemente cerca para que él, sin tener que levantarse, les pudiera pedir un cigarro o un euro para mas vino o cerveza.
-        Esta descripción, ya de por sí, era suficiente para llamar la atención de cualquier transeúnte normal, pero lo que más llamaba la atención de los que lo veian por primera vez (incluido yo) era su corta estatura, pues era enano.
-        Mediría menos de un metro diez de estatura , además era de etnia norteafricana, es decir, saharaui, marroquí o argelino.
-        Los primeros días de mi periplo por las calles constaté que siempre estaba en el mismo lugar, con sus dos cervezas, no haciendo otra cosa que beber y beber, como un espectador viendo pasar la vida delante suyo.
-        Tuvieron que pasar algunas semanas antes de poder conocerlo en persona, pues por alguna extraña razón, aquel hombre, pese a su corta estatura, me intimidaba, no en un sentido físico sino mas bien en un sentido de actitud hacia la vida.
-        Parecía un hombre ya muy curtido por los años en la calle, y yo, que llevaba apenas unas semanas “callejeando” era como un novato.
-        Pero he aquí que gracias a otro hombre de la calle, el cual compartiendo unos porros nos habíamos hecho medio colegas, nos presentó un día que el enano se encontraba menos borracho y un poco más simpático.
-        Al principio se mostró algo receloso conmigo, pues aún con ir con todas las buenas intenciones del mundo, él ya no se fiaba de nadie.
-        Tantos años en la calle lo vuelven a uno perro viejo, y un perro viejo sabe que en la calle no te puedes fiar de nadie. Almenos al principio.
-        Se llamaba Hassan, y según me contó llevaba 24 años en Barcelona, y concretamente en el Raval.  Había venido de Orán, y a saber lo que habría tenido que hacer para acabar en un lugar como este.
-        Pese a llevar tantos años por aquí, aún le costaba bastante hablar en español.
-        Por lo que vi, nunca se había molestado mucho en aprender el idioma, ya había llegado alcohólico a este país.
-        Es decir, que llevaba 23 años bebiendo y emborrachándose hasta caerse. Siempre sentado en el mismo sitio, siempre en la rambla del raval.
-        Me contó que no caminaba mucho, pues hacia unos años, en una de sus borracheras se había olvidado de mirar hacia los lados al cruzar la calle y un coche se lo había llevado puesto.
-        Cojeaba de una pierna y caminar le suponía un esfuerzo considerable, por lo que prefería mantenerse cerca del súper, y así poder beber siempre que quisiese. Además al llevar tantos años en el barrio, ya casi todo el mundo lo conocía, y siempre había alguien dispuesto a darle un euro para vino y algún cigarro suelto.
-        He de reconocer que enseguida me cayó bien, pues pese a su hándicap y su alcoholismo, era un hombre de buen corazón y generoso con lo poco que tenía.



Pasaron las semanas y de verlo todos los días al pasar por la rambla al final acabé apreciándolo.
He de decir que cada dia lo veía peor, pues yo le conocí cuando ya llevaba muchos años de matarse el hígado poco a poco y en los últimos meses, cada día estaba peor, se le notaba en los ojos y en la cara, que es donde más se nota cuando uno no está bien de salud.

Un día, estando sentados en un banco con un amigo joven, nos contó que llevaba 4 años y medio sin salir da la rambla, sin salir del barrio, es decir llevaba 4 años sin ver el mar.
Así que al día siguiente juntamos dinero entre muchos amigos jóvenes del barrio y le compramos una silla de ruedas para que dejase de sentarse sobre esa maleta sucia y pudiésemos llevarle hasta el puerto para que contemplase aunque fuese, otro paisaje y no siempre la misma decadencia del barrio.
Hablamos con una gente muy maja de una fundación que ayuda a las personas discapacitadas y adictas como el y lo llevamos a que se diese una buena ducha y se afeitase (no se cuanto llevaba sin ducharse, pero he de asegurar, por su olor,  que mucho , mucho tiempo ).
Al salir parecía otro, o por lo menos lo vimos con bastante más vitalidad que todo el tiempo que nos habíamos conocido antes.
Lo llevamos al mar y en su español rudimentario nos lo agradeció de corazón y lloró un rato viendo la puesta de sol, con un cartón de vino en la mano.
Nosotros lo dejamos un rato con sus pensamientos y nos apartamos un poco, pues no queríamos estropear ese momento de reflexión suyo.
Después lo trajimos de vuelta a la rambla.
Y ahí sigue, cada dia más consumido.
Sé que con él es ya una batalla perdida, que nunca lo vamos a quitar de el alcoholismo, pues el no quiere, y si no  quiere es imposible obligarle a dejar de beber.
Sólo sé que el mero hecho de haberle ayudado aunque fuese una sola vez, de haberle escuchado cuando lo necesitaba me ha convertido en su amigo por lo que le quede de vida, y a mi, en mi caso me siento un poco mejor, pues haber dado aunque fuese una pequeña satisfacción a una persona que la gente normal considera invisible, hace que me sienta un poquito más buena gente.

Sé que un día, dentro de no mucho ya no estará más. Habrá sucumbido como tantos otros a su enfermedad, y dejara un hueco vacío en ese sórdido lugar que es la rambla. Pero Hassan ya se ha convertido en figura mítica del barrio, pues yo he llegado a verlo pintado en cuadros que algún artista ha hecho de la rambla, con su silla de ruedas o su maleta, sus dos cervezas centinelas y su borrachera perpetua.

Hassan, al igual que las palmeras, los paquistaníes vendiendo cerveza a un euro de madrugada, el gato de Botero donde los turistas se hacen fotos o las putas. Hassan se ha convertido en
parte de la historia especial del barrio.

1 comentario:

  1. Hola amigo,
    Quería informarte que desgraciadamente Hassan ha fallecido el día 30 de julio en hospital del mar mientras que estaban operando su espalda.
    "Que descanse en Paz".

    ResponderEliminar